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Com no tinc fotos d’aquí, saludo. Hola!!! 🙂


Después de entrar, saludar educadamente y equipar su litera, se dio cuenta de que no encontraba el billete, que perdió por arte de magia…y empezó a buscar y buscar….deshizo la bolsa, las sábanas, la almohada… buscó en los zapatos y se convirtió en contorsionista para mirar debajo de la litera, ya que entre litera y litera el espacio era mínimo. Era increíble, pensaba…pero poseía esa extraña e inútil magia de hacer desaparecer las cosas que más necesitaba en el momento clave. Lo ves…ya no lo ves.
Mientras tanto le observaban curiosos 3 ingleses y dos alemanas, que no se atrevían a reir.Educados ellos. Don’t worry, esto me pasa a menudo, les decía. Hasta que una tuvo la genial idea: has mirado en el bolsillo? Sísí…claro. Pero no! Se había dejado el importante. El que nunca usaba…el bolsillo mágico. El que desaparecía cosas. Porque era el que nunca utilizaba conscientemente. Maldito él.
-Bueno no te preocupes que ahora ya sabemos todos donde lo tienes, por si te olvidas.
Y así empezó, camino a Goa rodeado de 5 postadolescentes europeos y familias indias…
Después de charlar brevemente, se dijeron buenas noches cansados y durmieron como pudieron…
Alfonso fue el primero en levantarse y fue al espacio entre vagón y vagón. Allí había un escocés imberbe, compañero de sus vecinos de litera, pero que resultaba que ya era médico desde hacía un par de años. <<Quizás he juzgado mal la edad de la gente>>, pensó. El tema es que empezaron a hablar…y se extendieron más de 1 hora. Era fácil, tenían temas comunes…candentes. Que si la independencia de Escocia, que si la de Cataluña, que si el gobierno inglés lo había hecho mejor…pero estaban de acuerdo en algo. Bueno, básicamente en todo…pero sobre todo en lo esencial. En España, en Catalunya, gran parte de todo había sido culpa de los políticos, si es que merecían ese nombre…aunque también de la gente, manipulable tanto en Madrid como en Barcelona, en Londres o Edinburgo…
Es una pena se decían, porque en realidad, da igual el lugar. No importa el origen. El imberbe era puro escocés de sentimiento y Alfonso catalán hasta la médula. <<Pero, por qué especificar?>>, se preguntaba. <<Si la justicia no entiende de fronteras. El respeto no admite diferencias lingüísticas ni culturales. La cultura es riqueza…Y lo sabemos todos. Pero en esta época revuelta, el sentido común, el menos común de los sentidos, no tiene lugar. Preferimos culpar a alguien. Por un lado decir que la solución a los problemas pasa por ser libres. Confundiendo libertad con exclusión. Tomándola como la salvación, sin saber siquiera lo que representa, lo que significa. O de pisar al vecino por el otro, de forzarlo con la extorsión y el miedo. De faltarle al respeto…De taparlo…de minimizarlo hasta el ridículo. Aquí se trata de ganar a toda costa. (O debería decir no perder?) Sobrepasar a alguien. Bienvenidos al Imperio de la Fuerza. Donde solo vale vencer o ser vencido. Atacar sin escuchar. Es una pena que cuando el diálogo debería ser la clave, se convierta en un monólogo virulento. Unidireccional. Se torna en veneno… que silencioso día a día alimenta nuestras debilidades más profundas y oscuras. Las que no vemos ni reconocemos. Martilleo constante…Exaltador…Porque esa es la salida! La independencia por un lado! El no cambiar nada por el otro. Si está claro! O eso nos creemos…Porque de lo que realmente se trata es de esconder las vergüenzas de cada uno. De decir es culpa tuya. Desresponsabilizarse. Desviar la atención de nuestros propios pecados.
Y lo peor, es que a pesar de en el fondo saberlo, les seguimos…Dejamos que alimenten la ceguera. Y les decimos sí, es culpa suya.Nos escondemos de la verdad, muchas veces dolorosa. Pero no nos damos cuenta que la ceguera y la ignorancia, son peores. Pues significan ser rebaño. Significan privarse del propio raciocinio. Negarse a sí mismo la pregunta básica, el «por qué?».Y aceptar el de un pastor disfrazado de oveja, de nosotros mismos. El de un pastor armado con mentiras y miedo, dirijidos al corazón. Una pena,se decía Alfonso, que el don de la palabra se utilice hoy en día tan solo para el odio…para el desorden. La confusión. Desde cuándo ser catalán es excluyente? Pueblo históricamente comerciante, abierto, conciliador. Desde cuándo España es ‘una grande y libre’? Cuando su realidad siempre ha sido mucho más compleja…formada por naciones. Orgullosas. Dignas. Distintas.  Y sobretodo respetables en su lengua y cultura propias, pues aportan riqueza no solo económica. Estas naciones que juntas, no hace tanto, modelaron una democracia. Salieron de la época oscura del franquismo para construir. Para estructurar algo distinto. Mejorable, seguro. Evolucionable ahora mismo, sin duda. Pero era un inicio unido, conjunto. Bonito…aunque ahora, tristemente olvidado.>>
<<Cuándo fue ese momento clave…?>>, se preguntaba.<<Ese momento en que se nos olvidó todo…?En el que decidimos obviar que es más importante ser humanos que ser de algún lugar?? Que el respeto no se gana a la fuerza y la verdad no se vende, ni se maquilla, ni se transforma.No, la verdad no se manipula. Si no que es. Cristalinamente pura. Cuándo se nos olvidó, también, que la lucha por la dignidad y la justicia es más importante que una bandera? En qué lugar… en qué circunstancias…en qué maldito momento se nos olvidó que la lucha es la misma, que no hay colores, ni bandos, ni partidos. Si no personas. Díme cuándo, Señor, díme cuándo se nos olvidó…porque muy a mi pesar, yo ya ni lo recuerdo>>.
 
Una lágrima le asomaba. Había vuelto a casa por unos momentos…menudos ellos. Estaba claro que en todas partes cuecen habas y en este caso habas hermanas. Escocia…Catalunya…Pero esta vez, la locura le cogía lejos. Sintió alivio. Le cubrían miles de km. <<Hasta luego, hermanos,un día volveré. Cuando las cosas retornen a su cauce. Cuando el diálogo sea la fuerza y la humanidad, nuestra bandera. Cuando estos días sean recordados como la locura del sinsentido. Cuando digamos, «qué locos estábamos, cegados por la rabia y por el odio….Cuán ciegos e inocentes fuimos…aceptando la pistola que nos dio el diablo. Y disparando palabras, nos herimos.»>>

Esta vez, dos canciones le venían. Dos mensajes. Uno «cultural» o político. otro personal.