2 años y medio. 30 largos meses…900 días….Infinitos momentos que pasaron de manera fugaz.
El recorrer 3 continentes en este periodo me ha llevado a un punto en que ya no soy el mismo. El viaje me ha cambiado.
Pero ahora mismo, da igual. Pues mañana, me espera El Camino.
Estos kilómetros recorridos en avión, en bicicleta, en autobús, en barco en moto, caminando… Estos lugares de ensueño. Estas gentes tan deliciosa y ricamente distintas. Todo esto, me ha impactado de manera profunda.
Ya no soy el mismo. El Viaje me ha transformado.
Pero en este momento, da lo mismo. Pues mi tren sale temprano. Dirección al Camino.

ASIA: Explosión

Los primeros meses en Asia me liberaron. Exploté. Empecé a ver al mundo con ojos de quien se siente libre. Mi mundo interior, largamente adormilado empezó a ponerse en el lugar que le correspondía. En el centro del viaje. Mi espíritu abrió los ojos. Mi mente se relajó y empezó a soñar. Y mi alma, se levantó y emprendió el vuelo.
Pero ahora, da lo mismo. Pues mis pies, mis piernas, mi cabeza y mi cuerpo entero se preparan. Saben que empezarán a andar en breve. El Camino espera en pocos días.

SUDAMERICA: Renacimiento

En Sudamérica maté sueños. Quemé esperanzas. Me hundí. Y renací. Vi realidades profundas. Mundos milenarios y Naturaleza que nos observa desde el inicio de nuestros tiempos. Vi nuestra conexión con un Todo que no entendemos, pero muchos sentimos.  Viajé. Amé y sentí.
Y volví a transformarme.
Pero ahora mismo, no importa. Pues mi maleta está preparada. Poca ropa. Mucha vida. Y una explosión interna que pregunta adónde voy después del Viaje. Pero dulcemente me freno, me pido calma. Pues mañana es un Gran Día. Mañana, me espera El Camino.

AFRICA: El Origen

En África viajé como si fuera un niño. Decidí abrirme. Y a través de mis ojos, mostrar al mundo la cara de un Gran continente olvidado.  Un lugar que representa nuestros orígenes como ninguno. Donde encontramos reflejado lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Donde el tiempo se desvanece y nos sumergimos en un mundo sin reloj. Sin días, ni horas, ni minutos, ni segundos.
Un mundo donde también vemos las injusticias y la manipulación de un sistema que sólo piensa en sí mismo. Experimentamos las crudezas del odio y la maldad puras… Pero también la riqueza y la compasión del alma humana. La felicidad absoluta de quien no tiene nada, pero lo vive todo. Y el espíritu acogedor propio de quien no teme perder lo que no tiene.
La sinceridad y el impacto directo forman parte de una cultura donde no existe el attrezzo. Para lo bueno y para lo malo.
Allí, como en los otros continentes, cooperé en proyectos. Aporté mi granito de arena. Pero lo mejor que me llevé es lo que me aportaron ellos. Despertaron en mí un corazón adormecido. Y me recordaron lo mucho que hemos perdido en occidente a pesar del progreso material.
Pero hoy es ahora mismo y en este momento, todo eso da lo mismo… Pues mi cabeza ya está en El Camino.

Y AHORA: El Camino

Mañana mismo me dirijo a Bilbao. Donde recogeré a Aitor, un amigo que conocí en Brasil, con el que iremos a Roncesvalles, camino a Santiago y compartiremos pasos, inquietudes, miedos, sueños y esperanzas.
Mañana, miércoles 9 de marzo me levantaré temprano. De nuevo. Para empezar el último Gran Viaje de esta etapa que me ha llevado a conocerme mejor.  A progresar, a abrir los ojos.  A sentir, a llorar. A experimentar la soledad más absoluta. La desesperación. El desconsuelo y la impotencia ante un mundo que avanza por sí mismo…
Pero también he sentido el amor a pesar de la distancia. Y me ha permitido descubrir realidades y sueños de personas y lugares escondidos. Me ha recordado historias olvidadas. Naturaleza viva. Mundos perdidos.
Me ha hecho mirar con ojos viejos este nuestro mundo, a veces frenético. A veces injusto. Pero también, indudablemente rico. Donde podemos decidir más de lo que pensamos. Un mundo que te brinda la oportunidad de vivir según tus criterios establecidos. Aunque a veces, tengas que romper las normas.
Pues hay siempre unos límites físicos. Y monetarios. Y sociales… Pero nunca en el alma. El alma siempre es y será libre. Y así debe serlo. Debe ser fuerte. Sentirse segura en el interior de uno mismo. Y proyectarse en lo que pueda, hacia fuera. En un mundo que te pone pruebas, piedras en el camino. A veces más duras. Más violentas. Pero que mayoritariamente nos permite un progreso interno. Bendito. Indiscutible y Absoluto.
Pero amigo… ahora mismo, ya no importa. Pues Hoy, estoy a un día de empezar El Camino. Y me siento extraño. Pues me llama El Peregrino.

DOS MUNDOS, UN DESTINO

Estoy en casa. Donde nací. Y se enfrentan en mí dos mundos. Dos vidas. Y un solo destino.
Uno representa la vuelta al Hogar. O mejor dicho, el lugar donde nací. Donde me crié. Pues mi hogar ha dejado de ser Cataluña o España, o Europa. Y ha pasado a ser el Mundo, que me ha mostrado su abrigo.
Pero sí es donde está mi gente. Mi familia. Y gran parte de mis amigos.
Así que puedo volver y aplicar lo aprendido.
O seguir el Viaje que tanto me ha enriquecido.
En mí siento pena y alegría por momentos. Las lágrimas brotan con una periodicidad pasmosa que incrementa la frecuencia a medida que pasan los días desde mi regreso.  Río y lloro por igual. Pues mi alma se encuentra dividida. Confusa.
Me aíslo, me abro. Me pierdo, me siento.
Es difícil conglomerar lo aprendido en un alma corriente como la mía. En una mente corriente . En un corazón del tamaño de un puño, como el de todos.  En un espíritu inquieto, pero humano. En una vida que aunque intensa, no deja de ser una más de este mundo inmenso.
Explicaría mil cosas y me quedaría en una ínfima parte de lo que le debo a este mundo. De lo que me ha mostrado, de lo que me ha aprendido.

EL FIN DE UNA ETAPA, EL INICIO DE OTRA

Es el fin de una etapa mágica. En la que he crecido. Una etapa Irrepetible. Pues si existe un Dios, ha hecho de nuestras vidas algo rico, pero efímero. Como debe ser, para tener sentido.
No volveré a tener 15 años.Ni 20,  Ni 30. Pero así somos capaces de exprimir cada momento como si no hubiera otro. Pues sabemos que no se repetirá.
Así, podemos concentrarnos en aprovechar el hoy y caminar hacia un mejor mañana. Pues el tiempo es limitado. Y si hemos venido a aprender algo, no hay que quemar las horas en el olvido, ni en la desidia , ni en el conformismo.
Esta vida, amigo mío, se trata de vivirla.
Se trata de perder los miedos. Y aplicarnos donde nuestro propio corazón nos indica el camino.
Pero hoy es 8 de marzo de 2017. Y estoy en este momento. En este ahora, en el que todo esto, da lo mismo. Pues mañana… sí, mañana me espera invariablemente El Camino. 5 semanas. 35 días. Muchas experiencias de nuevo. Infinitos momentos.
El espíritu peregrino me encaja como nunca. La reflexión y el orden interno claman un lugar en mí. Sin  prisa, pero sin pausa. Como debe ser. Pues sé que volveré  con más fuerza. Pues así somos. Caminantes de un Camino que nos muestra paso a paso una capa más de nuestro propio libro. Que nos muestra bifurcaciones que más adelante formarán parte de lo andado y escribirán las páginas de nosotros mismos. Unas páginas que cuando estén escritas , querremos verlas como algo rico.

NOS VEMOS PRONTO, PEREGRINO

Así pues, me visto. Me peino, me veo y me observo. Por fuera. Por dentro. Soy Alfonso Rovira. 39 años. Ingeniero, ex -directivo, viajero, explorador del mundo, de la vida, de uno mismo.
Pero eso son tan solo etiquetas. Todo eso, ahora mismo pierde sentido.  Pues no soy más ni menos que nadie. No tengo etiquetas. No las quiero. No tengo adjetivos. Pues Soy el Caminante. Hoy soy el Peregrino. Y al Camino de Santiago me doy y me entrego, en cuerpo, corazón y alma.
Y así me despido. Temporalmente. Pero intensamente. Abrazando a mi mundo. Y a mi destino. Os quiero, te quiero y me quiero. No os abandono, no te abandono… tan solo digo hasta luego.
Pues ahora mismo nada existe. Tan solo mis pies….tan solo mis pasos… Tan solo, El Camino.
Nos vemos pronto, Peregrino.