Kisangani, Norte de RDC. Me he visto forzado a cambiar el viaje. En Kinshasa, subí la bicicleta al avión y la travesía por el Rio Congo es tan solo un recuerdo de mis intenciones. Su duración de 2-6 semanas la hacen imposible ahora.
Pero realmente no importa. Siempre digo que quien no cambia las rutas, no ha viajado de verdad.
Verónica, mi futura compañera de travesía, una amiga que conocí  22 años atrás en Newcastle, llega el 16 de Diciembre. Las casualidades han hecho que Verónica y yo nos hayamos ido encontrando en lugares de lo más inesperado… hasta alcanzar el clímax aquí, en África.
Llega en apenas 6 semanas a Kampala(Uganda), pues RDC es un lugar peligroso.  No apto para empezar a recorrer el continente. Así que tengo que medir por primera vez los tiempos en un continente que no sabe de ello.
Kisangani está rodeado de verde intenso y se encuentra al final de la época de lluvias, así que decido coger el autobús hacia Nia Nia,a 300 km, donde mi intención es recomenzar la ruta en bici y dirigirme a Isiro. Allí tienen un proyecto de Sanidad las Monjas Dominicas que me acogieron  en Kinshasa (Ver el artículo “Tiempo de Héroes”, dedicado principalmente a Cristina Antolín, Misionera Dominica).
Mis ganas de rodar están al máximo.  4 semanas sin pedalear me hacen sentir oxidado. Y sentir la ruta de nuevo se ha vuelto casi necesidad.
Pero la vida siempre nos guarda sorpresas de última hora…

Un Hombre llamado Gustave Mwenyemali Alimasi

Gustave Mwenyemali Alimasi

(La historia de Mwenyemali, se publicará completa en el Blog de El País, “África no es un País” a mediados de enero)
En el autobús conozco a un hombre menudo. Se hace llamar Gustave Mwenyemali Alimasi. Y este hombre y su
historia hacen cambiar mi ruta y mi destino.
Mwenyemali es un sociólogo pigmeo, uno de los pocos con estudios universitarios superiores en África, según él unos 5 en todo RDC, donde se encuentra la mayor población pigmea del continente. Me cuenta que se dirige a Mambasa, donde está trabajando  en un proyecto de cooperación con su gente para sensibilizarlos en cuestiones básicas como la higiene, la construcción y la educación (podéis ver la entrevista realizada a Gustave Mwenyemali alimasi aquí).
Miro el mapa….Mambasa está fuera de mi ruta prevista…y peor aún, está en medio de zona rebelde activa…Pero de momento no importa todavía. Vuelvo a él y escucho a Mwenyemali con atención.
Su historia me conmueve profundamente y al bajar del autobús estoy totalmente confundido.
Me despido de él y mi cabeza no para de dar vueltas a su apasionante relato. Un relato de su vida.

La Duda

De repente, reacciono. Levanto la cabeza, estoy en Nia Nia. Con mi bici de nuevo.
Nia Nia es una Ciudad polvorienta en medio de ninguna parte. Un cruce de caminos… Una llamada al destino.

Niños pigmeos

Presiento que tengo frente a mí una decisión importante de nuevo. Las Misioneras dominicas me esperan en Isiro. Ese camino representa ruta segura y proyecto previsiblemente interesante.
Por otra parte aparece Mambasa. Con un proyecto de trabajo con los pueblos pigmeos. Es interesante…pero a la vez peligroso. Me considero aventurero, pero tengo un sexto sentido para los peligros que me impide ser imprudente. Lo que ha hecho que después de viajar por más de 60 países siga todavía entero. Pero esta vez estoy confundido. Debo informarme mejor.
Así que decido dejar enfriar la cabeza y posponer la decisión y me dirijo a una especie de hotel regentado por curas. Me cobran el alojamiento, pero su curiosidad hacia mí les hace invitarme a su cena.
Allí les cuento mi historia, con la que se sienten agradablemente atraídos. Y el Superior me dice que debo seguir a
Mambasa. Que no sufra, pues no soy el objetivo rebelde. Es el único que me muestra este punto de vista, ya que desde Kinshasa me advierten que esta zona es peligrosa para ir en bici, y que un blanco en una bici puede ser un objetivo demasiado evidente para conseguir dinero. Así que me voy a dormir todavía con la duda, con la esperanza de levantarme con las cosas claras.

Balas en la Carretera

Por la mañana, bien descansado, desayuno y converso de nuevo con los religiosos, pero mi duda persiste. Hasta que finalmente me digo que al no verlo claro, me voy a Isiro.
Entonces, en el momento preciso, aparece una llamada. Es Mwenyemali. Es mi destino.
Mi conversación con él me convence. Me voy a Mambasa, lo que parece alegrar al sacerdote.

Niños de Nia Nia

Pero entonces, una hora después, cuando me dispongo a salir se dirige a mí de nuevo con cara de preocupación. Camino a Mambasa, a 20 km de Nia Nia ha habido disparos. Los rebeldes han atacado el puesto del ejército en la carretera, así que habiendo tomado y ala decisión, no cambio de ruta, pero decido coger el autobús. Un medio más seguro.

Abdu Yousuf, el camionero

Ya totalmente convencido de mi ruta, me dirijo hacia la parada de Bus, donde en mi espera, conozco unos
camioneros Keniatas. Están esperando el visado.
El que parece llevar la voz del grupo se hace llamar Abdu Yousuf. Un hombre delgado, de tez más clara que el resto y sus ojos brillan con una  mirada curiosa y amiga.
Después de unos minutos se ofrece a llevarme a Mambasa. Está en su ruta y dice que a él y sus colegas les gustará compartir compañía e historias.
Me transmiten buenas sensaciones, así que acepto. Y me dispongo a esperar con ellos.
Una mutua sensación de empática alegría nos embarga.

Corrupción Casera

Pero nada en la vida es tan fácil. Y menos aquí. De repente se dirige a mí alguien que se presenta como el responsable de inmigración de la zona. Me da mala espina. Su mirada es turbia. Detrás de esos ojos, en lo profundo de su cabeza, se esconden mentiras.

Hombres pigmeos

Me dice que tenía que haber pasado a verle y me pide que le acompañe.
Definitivamente no me gusta. Me conozco la historia. Sé que buscará sacarme dinero. No tengo duda de ello. Pero decido todavía ser amigable, le respondo con una sonrisa y me dirijo con él a su “oficina”…Un polvoriento cuarto con una única y vetusta mesa en medio de un edificio a medio derruir.
Me presenta credenciales y papeles y me pide los míos. Busca pegas. Las fechas, la entrada, las duraciones de las estancias, los motivos de viaje… Pero no hay ninguna. Hasta que finalmente decide pasar igualmente a la acción y me pide 20$ como gastos de gestión.
Me niego. Esperaba su iniciativa. Le digo que no tiene vergüenza. Y que su país difícilmente avanzará con acciones como esta. Pero después de media hora con tensión creciente, decido pagarle y cogerle los datos. Acto inútil, les da igual. Sabe que no habrá consecuencias. Y yo sé que si viene un superior suyo ya no serán una si no dos personas a pagar. RDC es un país mágico. Con gente afable y amigable…pero también es un país peligroso y completamente podrido de corrupción. Y en situaciones como éstas no tienes nada que ganar. Y lo saben. La autoridad se hará sentir, totalmente impune a sus deplorables acciones.
Después de meses en África, sé que no puedo luchar contra esto. Así que salgo y me dispongo a olvidarlo.
Al salir, me espera Yusuf. Su cara tampoco presagia nada bueno. Su situación es peor que la mía. Le acaba de caducar el visado. Y el energúmeno de  inmigración en vez de un visado le acaba de dar, previo pago de 50$, una carta hecha y firmada a mano que dice que sirve como extensión.
Todos sabemos que no. Así que Yusuf le exige un sellado legal. El hombre le dice que en breve llegará alguien que puede hacérselo.
Son las 11 de la mañana…y de nuevo, como tantas otras veces en África nos disponemos a esperar.
Por suerte, la compañía es inmejorable. Y saben que estos son momentos de compartir y dialogar.

Abdu Kavuma

 

El experto, el aprendiz y El buscador de Oro

Durante la espera conozco la vida de Yusuf y de Kavuma. Me invitan a comer y a tomar el té y hablamos de las diferencias entre África y occidente.
Me pregunta por España. Él sabe que en occidente los salarios son más elevados…pero cuando le digo la dependencia del tiempo, en especial de los transportistas, decide que prefiere su tesoro. El tiempo. Y que nos podemos quedar con el nuestro, El dinero.
Él hace su ruta. La empieza y la acaba cuando toca. No tienen día de llegada. Pues la impracticabilidad de las carreteras y los imprevistos, lo hacen imposible. Él se sabe  pobre…pero libre.
Me cuenta también que a pesar de preferir su tesoro, su familia depende de él y que  debe llevar su dinero para su mujer, sus hijos….así como su hermano y sus primos.
En África, cuando alguien tiene trabajo, es un hecho raro. Y lo comparte con la familia. Sin rechistar. Es la vida. Lo que les ha hecho sobrevivir en un continente muchas veces salvaje y adverso.

Empiezo a entender la relación entre ellos. Son 5. Dos camiones. En cada camión van 2, el joven aprendiz y el experto.
Pero en el que es mi futuro transporte se añade un tercero del que no recuerdo el nombre, pero  que me cuenta una historia interesante.
Él es  el Buscador de Oro

La fiebre del Oro.

El Buscador es también Keniata. Y se vino a Congo por la fiebre del Oro. Nia Nia es un lugar parecido al Viejo Oeste. País y ciudad sin Ley, donde hay muchas paradas de compraventa de Oro. Nia Nia tiene la virtud de trasladarte a otra época.

Abdu yusuf, El Buscador y dos «invitados»

Pues bien, el Buscador me cuenta que RDC es imposible para el negocio. Cuando llegó, contrató a gente local, para sacar oro de unas tierras que decía poseer.
Y lo encontró.
Pero descubrió también qué significa ser extranjero en un país sin Ley. Sus trabajadores desaparecieron con el oro.
Volvió a intentarlo. Somos humanos. Y volvió a encontrar Oro. RDC es un país con una riqueza enorme en minerales. Pero también, como hemos visto, es un país sin ley. Y volvió a quedarse sin nada.
Así que ahora, con los bolsillos vacíos y el rabo entre las piernas vuelve a Kenya. Donde espera tener más oportunidades con un trabajo convencional.
Aunque su espíritu africano le impide el pesimismo, y toma la realidad tal como le viene, La Fiebre del Oro le ha vencido, pero no le ha doblegado. La vida sigue.
(continuará)
Espero que os haya gustado!! Os dejo a continuación el enlace para quien quiera donar al proyecto de una Mejor Sanidad en Africa. El 100% irá a Fundación Recover, Hospitales para África.
http://www.migranodearena.org/es/reto/12314/africa-a-pedales-el-reto-de-alfons-a-favor-de-fundacion-recover/